Redes sociales sin «Me Gusta», ¿qué sentido tiene?

¿Te imaginas cómo sería Instagram o Facebook sin los “Me gusta”? Desde hace unas semanas Instagram comenzó a hacer pruebas en diferentes países, ocultando la cantidad total de “likes” en los fotos y vídeos de su aplicación. De esta forma los seguidores de estas cuentas no podrían ver el número total de “likes” que ha recibe una publicación, pero el propietario de la cuenta aún podrá hacerlo. ¿Es una buena idea?, ¿Qué sentido tiene?

Facebook anunció en su conferencia de desarrolladores celebrada en julio que incorporaría un nuevo sistema a sus redes sociales Facebook e Instagram por el que los usuarios no pudieran ver los “Me gusta” del resto de personas, con el objetivo principal de que los usuarios estén más preocupados por compartir lo que les interesa que de hacerlo solo por conseguir la recompensa emocional del “like”.

Primeras pruebas

Facebook, comenzó sus pruebas en Australia el 27 de septiembre, para «para entender si este cambio mejorará la experiencia de las personas». En el caso de Instagram, esta nueva función se comenzó a probar el pasado julio en siete países (Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Japón, Nueva Zelanda e Italia).

La pregunta principal que se hace la compañía, los expertos y los propios usuarios, es el tipo de repercusiones que puede tener esta medida, sobre todo en los más jóvenes, que son los que más hacen uso de Instagram.

Si recordamos, Instagram fue clasificada en 2017, en un estudio de la Royal Society for Public Health (RSPH) denominado #StatusOfMind, como la red social peor valorada por ser la que más afecta negativamente a la salud mental y el bienestar de los jóvenes. Le sigue Snapchat, Facebook, Twitter y YouTube.

¿Qué se pretende con esta medida?

Según un estudio realizado por la Universidad Abierta de Cataluña, esta medida reducirá la presión social en los jóvenes a los que la sensación de ser valorados continuamente por otros usuarios les lleva a tener una preocupación constante por su propia imagen, por tener que estar conectados continuamente para no perderse nada, e incluso a exponerse al acoso, la ansiedad y los problemas para conciliar el sueño. «La lógica de ser permanentemente validado y aprobado por los demás es una variable muy importante para los adolescentes, aunque no es la única«, asegura el psicólogo y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, José Ramón Ubieto.

«Las pantallas han aumentado el narcisismo, al poner el YO en primer lugar: nuestra imagen pasa a ser el principal emblema y esto puede tener efectos colaterales negativos: exhibicionismo, transformación de la intimidad y la privacidad, ciberacoso, amenazas, etc.», explica Ubieto. Así, asegura que esta nueva medida «reduce la hipertrofia del YO, este fenómeno narcisista en el que uno tiende a buscar los ‘me gusta’ y a hacer que todo el mundo sepa que los tiene y puede, además, reducir la angustia por tenerlos«.

Otro de los objetivos es no desanimar a los usuarios que tienen pocos seguidores o ”Me gustas”, para evitar que se conviertan en usuarios pasivo. Y esto no le interesa ni a Facebook ni a Instagram, ya que, si la mayoría se convierten en usuarios pasivos, en simples espectadores de los que no se pueden extraer informaciones valiosas, se pierden muchos datos, que es justamente lo que estas plataformas quieren atesorar y comercializar.

Repercusiones en los usuarios

Por otra parte, la socióloga, experta en Neurolingüística, Alicia Aradilla, afirma que esta nueva medida «puede ser un punto y aparte en las relaciones actuales«. Teniendo, así, repercusiones a nivel fisiológico, económico y sociológico.

A nivel fisiológico, se elimina la parte adictiva de la aplicación, esas pequeñas descargas de dopamina.

A nivel económico interacción con la comunidad de seguidores y los datos estadísticos siempre estarán visibles para el uso del usuario y a disposición de cualquier marca cuando que los requiera.

A nivel sociológico provocaría un descenso en la sensación de adhesión al grupo. Sin esta sensación, es muy posible que deje de interesarnos la vida ajena y nos centremos más en la nuestra. actualmente la media de atención al teléfono diaria es de 5,18 horas al día mirándolo cien veces al día.